martes, 19 de enero de 2010

Editorial

Admiranda y Mirabilia son dos términos latinos, más o menos sinonímicos, que los antiguos utilizaban para referirse a todas aquellas cosas que les causaban admiración, sorpresa y, en una palabra, maravilla. Dlos animales orientales desconocidos, como los elefantes (que, por cierto, por primera vez pisaron tierra europea gracias al terrible y non sanctus Anibal, el cartaginés); el rinoceronte, cuyo cuerno se creía materia infalible para combatir cualquier veneno ( de ahí que se hicieran copas de cuerno de rinoceronte, vendidas como copas de cuerno de unicornio); hasta, incluso, elementos abolutamente locos, desordenados y fuera de la razón, como el Mar Arenoso que, según la leyenda medieval, el Preste Juan tenía en sus dominios y que consistía en un espacio oceánico, irónicamente, lleno no de agua, sino de arena; y por el cual nadaban peces de diversos colores, dulcísismos al paladar; además de arrastrar en sus corrientes, oro, plata y piedras preciosas.

Los admiranda y los mirabilia no son para nada un género literario, sino elementos que constituyen y pueden ser parte de esos mismos géneros. Desde la Antiguedad, hasta la entrada la modernidad, lo maravilloso ( termino que podría resumir ambos conceptos, el de admiranda y mirabilia) ha sido frecuente en el hombre occidental. Incluso, podría afirmar que, desde siempre, el hombre se ha inclinado a buscar lo maravilloso, ya sea para darse una explicación de su mundo, o bien para aminorar la carga de pesimismo que le trae su época histórica. Actualmente, el ejemplo más superfluo de esto, aunque también el más peligroso en muchos sentidos, podría estar representado por las historias fantásticas que trasmiten los medios de comunicación que, no obstante, tienden a banalizar este tipo de elementos culturales.

Hoy comienzo este blog con el fin de compartir con los lectores algunos de estos bellos pasajes de una historia de las ideas; una historia de realidades alternas, porque el hombre siempre ha apostado a los sueños, a lo posible, aunque esto sea más bien imposible, porque eso nos hace humanos। A lo largo de esta aventura hablaré de literatura, pues es a lo que prácticamente me dedico, pero no dejaré a un lado, las pintura y la arquitectura, cosas que también me fascinan. Antes, debo agradecer a todos aquellos profesores y maestros de vida que me guiaron por este camino. Ellos saben perfectamente quienes son y no necesitan de reconocimiento, pues son seres excepcionales que guían, siempre con una luz impresionante, nuestros caminos. El único fin que persigo, no hay más, es el de compartir el conocimiento y la belleza, pues bien dicen los sabios antiguos, es menester hacer participe de las cosas bellas, pues tuyo no es el mundo,sino de todos.

The Frozen islands child

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